sábado, 8 de septiembre de 2018

¿Muere el ego?

por Amoda Maa Extracto de su libro: embodied enlightenment
Embodied Enlightenment
En el despertar verdadero, no hay muerte ni trascendencia del ego. En cambio, la ubicación del yo se libera de su enredo con el ego inconsciente (en otras palabras, del conglomerado de respuestas condicionadas, mentales, físicas y emocionales). Liberado de la prisión de la identificación egoica, el sentido de "yoidad" comienza a deslocalizarse y desapegarse. Después de haber reconocido el despertar como la naturaleza inherente de todo lo que es (incluido el yo), el yo se convierte en un "yo despierto", indefinido, sin restricciones de la realidad relativa.
Otra manera de decir esto es que el yo se experimenta a sí mismo como inseparable de la totalidad de la existencia. Mientras ciertos impulsos basados en la supervivencia continúan (protegiendo el cuerpo del peligro, el impulso de comer cuando se tiene hambre, beber cuando se tiene sed, o descansar cuando se está cansado, etc.), estos impulsos ahora se producen sin interferencia. Simplemente suceden como una reacción natural e inteligente de la vida hacia lo que necesita atención mientras la forma está viva. El "yo despierto" es, por tanto, libre de responder de manera inteligente y creativa al momento, y esto le da acceso a un poder que es uno con la vida misma.
¿Qué le sucede al ego, entonces? Desde un punto de vista, nada cambia. El ego continúa operando, para mantener la forma viva. Desde otra perspectiva, todo cambia. En el proceso de liberación, el inconsciente ego anterior, se transmuta en un ego evolucionado o "consciente" al servicio del "yo despierto". En otras palabras, el ego deja de ser el amo y se inclina ante este despertar.
Por tanto, sí, en el despertar hay una muerte. Hay una muerte de la identidad propia envuelta en el ego. Pero también hay un nacimiento de un ser humano integrado que incluye tanto el sentido superficial del yo como una entidad separada (el yo que nace y luego muere) y a un nivel más profundo el ser indiferenciado (el yo que nunca nació y nunca puede morir).
El Despertar abraza la paradoja del yo y del no-yo. No hay ningún conflicto en esta aparente dualidad. Si bien la mente considera esto intolerable, el corazón permanece en una insondable aceptación. Cuando el misterio silencioso de la amplia aceptación se vuelve fundamentalmente preferible a la lucha habitual de dar sentido a todo, la búsqueda de un estado mítico de iluminación llega a su fin. Sin embargo, la profundización contínua del auténtico despertar, nunca se detiene.

martes, 8 de mayo de 2018

MÁS ALLÁ
DIÁLOGOS SOBRE LA ESEIDAD CONSCIENTE

Más allá
Detalles del libro:
Título: MÁS ALLÁ
Subtítulo: Diálogos Sobre La Eseidad Consciente
Título Original: Beyond. Dialogues About Aware Beingness
Autor: Jan Kersschot
Nº de páginas: 234
Editorial: Independently published
Año de edición: Marzo 2018
ISBN: 978-1980505914
Descripción:
La vida es impersonal por naturaleza, pero la tendencia a personalizar todo es uno de los principales trucos del ego para permanecer en el centro de la historia de nuestras vidas. El tema clave de estos diálogos es desenmascarar las voces en nuestras cabezas y descubrir la espaciosidad consciente atemporal que ya somos sin esfuerzo alguno.
Jan dice: "Yo no he logrado nada especial en absoluto. No me encuentro en un estado más elevado que ninguno de mis lectores. A lo que apunto en estos diálogos es exactamente a lo que todo el mundo es. Mis palabras no apuntan a lo que es personal, temporal o especial, sino que apuntan a lo que es universal, natural y común. Nadie está excluido".
En el no-dualismo no se trata de etiquetar sino de ver.
No se trata de devenir sino de ser.
No se trata de mí sino de nosotros.
El no-dualismo apunta al
único campo indiviso
que no excluye a nadie.
Esa espaciosidad es lo que somos.
¿Qué es eso que está en todas partes
y sin embargo no puede ser alcanzado?
¿Qué es eso que lo ve todo
pero que sin embargo no puede ser visto?
 
Jan Kersschot
Jan Kersschot es un médico belga que ha escrito varios libros sobre no-dualismo. Sus libros se encuentran disponibles en más de siete idiomas. En castellano se encuentran: Volver a Sí MismoEsto es Ello y Nadie en Casa.
Este nuevo libro es una compilación de conversaciones privadas, entrevistas y charlas públicas que dio recientemente en Bélgica, España y Japón.

Introducción

¿No es algo asombroso que nosotros seamos? Simplemente ser. ¿Y no es increíble que también seamos conscientes de que lo somos? Esta combinación de ser y la "consciencia de ser" podría ser descrita como "eseidad consciente". Esta eseidad consciente no está nunca en otra parte, ella nunca ha desaparecido. Es eso que está leyendo estas mismas palabras en este momento.
Sin embargo, no seremos capaces de describir esta eseidad consciente. Pero lo que puede pasar es que todos los conceptos erróneos sobre quién o qué somos realmente, sean desenmascarados. Y sin embargo, nadie está haciendo este desenmascaramiento. Hasta el sentido de la individualidad es algo que está siendo presenciado por la consciencia. Por lo tanto, no es usted ni yo los que estamos "haciendo" la presenciación. Ella es una presenciación impersonal. Una persona nunca puede tener acceso a esto.
Esta "eseidad" presencia nuestro entorno, nuestras sensaciones corporales, nuestros pensamientos y nuestros sentimientos. Y esto también se aplica a todas las demás personas. Es la misma eseidad consciente. ¿No es esto algo asombroso? Es una única consciencia la que está presenciando todas estas historias. Es la espaciosidad en la que todo y todos pueden surgir. Es la luz que está dentro de las imágenes de nuestra propia historia y la luz que está dentro de las miles de millones de otras películas. En ese sentido, uno puede decir que no existe ninguna separación.
Esta eseidad consciente es. Percibe todo y a todos sin esfuerzo, sin estar separada de lo que percibe. Dicho de otro modo, no existe ninguna separación entre el espacio consciente y nosotros mismos. Es toda una sustancia. No se encuentra a una distancia de nosotros. Nadie está excluido de este espacio. Esta eseidad consciente es lo que todos somos.
Jan Kersschot

lunes, 23 de abril de 2018

Empatía ― el Poder de la Conexión

por Steve Taylor, Ph.D wake up world, 25 de febrero de 2015
Empatía
En los últimos años, el proceso de "justicia restaurativa o reparadora" se ha utilizado cada vez más como una forma de abordar el delito. Como parte del proceso, los delincuentes se enfrentan cara a cara con las víctimas de sus crímenes, para escuchar lo que han sufrido como consecuencia de su ofensa. El objetivo de este encuentro es inducir la sanación, tanto para la víctima como para el delincuente. La víctima trasciende su ira con cierta comprensión y puede perdonar al delincuente, y el delincuente se identifica (empatiza) con la víctima, tomando conciencia del significado real de sus crímenes.
Este proceso cambia vidas. Las víctimas se sienten libres del peso del odio y pueden seguir adelante; los delincuentes tienen un sentido de perspectiva más amplio y es menos probable que vuelvan a delinquir. A veces los delincuentes no se encuentran con sus víctimas específicas, sino solo con víctimas de delitos similares. Pero esto conduce sin embargo a una nueva conciencia y nuevos patrones de comportamiento.
Esto resalta el asombroso poder de la empatía.
En gran medida, todo crimen y toda crueldad son el resultado de una falta de empatía. Es la falta de empatía lo que hace que alguien sea capaz de atacar u oprimir a otras personas. La falta de empatía hacia otra tribu o país hace posible la guerra y el conflicto. La falta de empatía hacia otros grupos étnicos, clases sociales o castas hace posible la opresión y la desigualdad.

¿Qué es la empatía?

La empatía es la capacidad de "sentir con" otra persona, identificarse con ella y sentir lo que está experimentando. A veces se ve como la capacidad de "leer" las emociones de otras personas, o la capacidad de imaginar lo que sienten, al "ponerse en sus zapatos". En otras palabras, la empatía se considera una capacidad cognitiva, en la misma línea como la capacidad de imaginar escenarios futuros o resolver problemas basados ​​en experiencias previas. Pero en mi opinión, la empatía es más que esto. Es la capacidad de crear una conexión psíquica y emocional con otra persona, para entrar realmente en su espacio mental. Cuando experimentamos verdadera empatía o compasión, nuestra identidad en realidad se fusiona con la de la otra persona. La separación entre usted y la otra persona desaparece. Tu "auto-límite" se desvanece, de modo que en cierto sentido, o en cierta medida, te conviertes en él o ella.
Si experimentas este estado de conexión con otra persona, entonces es imposible tratarla mal, excepto involuntariamente. Evitarás su experiencia de sufrimiento de la misma manera que evitas tu propio sufrimiento. De hecho, sientes un fuerte deseo de aliviar su sufrimiento y ayudar en su desarrollo.
La empatía también tiene poderosos beneficios psicológicos para nosotros. La investigación muestra que las personas que son más empáticas se sienten más satisfechas con sus vidas y tienen mejores relaciones. Algunos científicos solían creer que los seres humanos son naturalmente egoístas e individualistas, pero cada vez hay más investigaciones que demuestran que la empatía, y no el egoísmo, está "incorporada" en nosotros.
Los animales a menudo muestran empatía hacia los demás, incluso a los miembros de diferentes especies, y esto se manifiesta en actos de bondad aleatorios. Como dice Lynn McTaggart, autora de The Bond, "los animales a menudo se asocian con miembros de especies no relacionadas... incluso hay ejemplos de animales de una especie que adoptan los de otra". Y dentro de su propia especie, los animales a menudo comparten alimentos para asegurarse de que los miembros más débiles de su grupo sean alimentados, incluso cuando tengan que sacrificar su propia comida.

¿Son las mujeres más empáticas?

Hay estudios que sugieren que las mujeres son generalmente más empáticas que los hombres. Por ejemplo, los estudios han demostrado que las mujeres son significativamente mejores en "leer" las emociones de las personas simplemente mirándolas a los ojos. Otra investigación ha demostrado que las amistades de las mujeres tienden a basarse en la ayuda mutua y el intercambio de problemas, mientras que los hombres generalmente desarrollan amistades basadas en intereses compartidos, como deportes y pasatiempos.
También se ha demostrado que los hombres y las mujeres tienen diferentes estilos de comunicación hablada. Las conversaciones de las mujeres suelen durar más, debido a su mayor uso de "canales de apoyo", como asentir, sonreír y otros gestos. Si no están de acuerdo, tienden a expresar su opinión indirectamente en lugar de hacer una declaración expresa, lo que ayuda a evitar la confrontación. Por otro lado, los hombres tienden a ser más directos y obstinados. Usan más imperativos y tienden a "discutir" más. Como dice el psicólogo Simon Baron-Cohen, "los hombres pasan más tiempo hablando para demostrar su conocimiento, habilidad y posición".
Esto tiene sentido: después de todo, la mayor parte de la "inhumanidad del ser humano" a lo largo de la historia ha sido realmente causada por el hombre. Casi todas las guerras han sido orquestadas y combatidas por hombres, y la mayoría de la opresión social ha sido infligida por hombres de alto rango, que buscan proteger y aumentar su poder y riqueza.
Esto también tiene sentido en términos del rol de las mujeres como madres. Sin duda, su rol de crianza fomenta la empatía, debido a la necesidad de una fuerte conexión emocional con los hijos. Por lo menos, podría decirse que esta conexión emocional les haría más difícil perder la capacidad de empatizar.

Empatía con la naturaleza

La empatía puede extenderse más allá de otros humanos, a otros seres vivos y a la naturaleza misma. Muchos de los pueblos tribales del mundo respetan la naturaleza porque sienten que está viva y porque se sienten conectados a ella. Sienten que todas las cosas naturales, no solo los animales, sino las plantas, las piedras y toda la Tierra misma, no son solo objetos sino seres, que son parte de la misma red de creación que ellos. Empatizan con las plantas, los animales y la Tierra, por lo que son reacios a dañarlos o destruirlos.
Como escribió el gran filósofo nativo americano Luther Standing Bear, para los indios Lakota, "el parentesco con todas las criaturas de la tierra, el cielo y el agua era un principio real y activo. En el mundo de los animales y las aves existía un sentimiento fraternal que mantenía a los Lakota a salvo entre ellos". Como resultado, escribió Luther Standing Bear, anticipándose al moderno movimiento por los derechos de los animales, "Los animales tenían derechos: el derecho de proteger a los hombres, el derecho a la vida, el derecho a la multiplicación, el derecho a la libertad y el derecho al endeudamiento del hombre; y en reconocimiento de estos derechos, los Lakota nunca esclavizaban a un animal y perdonaban toda vida que no era necesaria para la alimentación y la vestimenta".
Esta actitud trajo un sentido de responsabilidad. Muchos pueblos indígenas se veían, y aún se ven, a sí mismos como los cuidadores de la naturaleza, con la responsabilidad de preservar la armonía. Como dice el Jefe Edward Moody de la Nación Nuxalk: "Debemos proteger los bosques para nuestros hijos, nietos y niños que todavía no han nacido. Debemos proteger los bosques para aquellos que no pueden hablar por sí mismos, como las aves, los animales, los peces y los árboles”.
En gran medida, nuestra destrucción ambiental es una manifestación de nuestra falta de empatía por la naturaleza y la Tierra. Nuestro ego fuertemente desarrollado significa que experimentamos un sentido de "otredad" (separación) con la naturaleza, que no podemos sentir su vitalidad y, por lo tanto, no sentimos ningún remordimiento por explotarla y abusar de ella.

Sanando a través de la empatía

Así como la falta de empatía hace posible la crueldad y la opresión, la presencia de empatía sana el conflicto. Cuanto más se expanda la empatía –de las víctimas a los delincuentes, de un grupo étnico a otro, de una nación a otra nación y de una religión a otra religión–, el mundo se convertirá en un lugar menos brutal y más armonioso.
Y quizás lo más importante, como lo muestra la Justicia Restaurativa, la empatía puede alimentarse hasta cierto punto. Cuando las personas se reúnen en un contexto neutral, con una actitud abierta y de confianza, la empatía se establece naturalmente. Las distinciones de raza, religión y otras señales de identidad superficiales comienzan a desvanecerse, al igual que el sentido de agravio y rabia derivado de los eventos pasados. Lo mismo podría decirse de la naturaleza: cuando los seres humanos pasan tiempo en el entorno natural, relajándose en su quietud y espacio, se establece naturalmente un vínculo.
Y este vínculo es seguramente nuestra verdadera naturaleza. La empatía muestra que el concepto de separación es una ilusión. La empatía es simplemente la experiencia de nuestra verdadera conexión, el intercambio de sentimientos a través del canal de la conciencia compartida que une no solo a todos los seres humanos, sino a todas las cosas vivientes y no vivientes.

Meditación de empatía

Piensa en alguien a quien amas, y sé consciente de la sensación cálida que brota dentro de ti. Aférrate a esa sensación cálida y deja que se extienda por todo tu cuerpo, incluso a cualquier parte de tu cuerpo donde sientas incomodidad. Deja que fluya por tu mente también, de modo que sientas empatía y compasión por tus propios pensamientos, incluso los negativos. Piensa en todas las personas que te rodean, en las habitaciones o edificios cercanos a ti, e imagina ese cálido resplandor de compasión que abandona tu cuerpo y se extiende a ellos. Piensa en todas las personas de tu ciudad, en las calles y en los edificios, y amplía la sensación de calidez hacia ellos también. Piensa en todas las personas en este país, en las ciudades y el campo, y expande el sentimiento hacia ellos también. Luego extiéndelo aún más, a todas las personas de este planeta, los millones de personas en todos los diferentes países. Siente el resplandor de la compasión que se extiende desde tu ser hacia todo el mundo, y hacia el espacio que está sobre ti, elevándose al cielo y al universo entero.

Cultivando la empatía

  • Usa tu imaginación para imaginar cómo se ve el mundo a través de los ojos de otras personas. Piense en cómo los problemas de otras personas los hacen sentir y cómo sus experiencias moldean sus percepciones.
  • Cuando hables con otras personas, préstales toda tu atención. No pienses en otras cosas, mirar a lo lejos o mirar tu móvil. Dar a la gente toda tu atención demuestra que los respetas y estableces una fuerte conexión que permite que la empatía fluya por ti.
  • Antes de condenar a otra persona por comportarse mal, piensa en las razones de su comportamiento. ¿Es por las malas experiencias que han tenido en el pasado o por los rasgos de su personalidad de los que no tienen ningún control?
  • Sé altruista y amable con los demás. Asegúrate de que tu vida contenga un elemento de servicio, donde atiendes las necesidades de los demás antes que las tuyas, por ejemplo: cuidar a los enfermos o ancianos, la caridad o el trabajo voluntario. El altruismo y el servicio nos ayudan a trascender la separación y a conectarnos con los demás, creando una corriente de empatía.

lunes, 26 de marzo de 2018

La meditación lógica

por José Miguel Ruiz Valls
Jose Miguel
Cualquiera de esas revistas que ponen en las salas de espera suelen incluir artículos sobre meditación. Parece ser que cualquiera se siente capacitado para escribirlos ― ya ves, yo también. Muchos de esos textos se limitan a repetir las ventajas que tiene la meditación para el cuerpo y para la mente ―lo cual no es muy trascendente, que digamos― pero lo que me resulta chocante es que, cada vez más, se hable de los peligros que entraña… ¿En serio puede ser peligroso meditar?
Meditar no es más que prestar atención a lo que hay, a lo que está siendo, ahora. Y lo que está siendo no depende, para ser, de que tú le prestes, o no, atención; de que medites, o no, sobre ello. Lo que hay es lo que hay, lo mires o no, por eso cruzar la calle sin mirar no es una buena manera de evitar que te atropelle un trolebús.
Pero hay personas que, por haber experimentado los efectos de alguna droga, temen quedarse "colgados" al meditar, temen quedarse atrapados en alguna especie de limbo del que no se podría regresar al estado egoico que consideran "normal". Estas personas están atrapadas, pero en su propia fantasía, pues los efectos de la meditación nada tienen que ver con los efectos de las drogas; es más, las drogas no son aconsejables para meditar, y no por "motivos morales", sino porque restan capacidad de atención y la meditación requiere "atención plena". Así pues, la meditación no es, en ningún caso, un estado en el que se pueda quedar uno colgado pues la mente no es más que un piloto automático que recobra el control sobre ti cuando no tienes suficiente capacidad de atención… ¿Quién dirige ese piloto automático?.. ¡Nadie!.. ¿Quién conduce el piloto automático de un avión sino el propio piloto automático?
La meditación es un estado trascendente, pero eso no significa que sea misterioso. Los misterios tan solo interesan a los intermediarios que intentan convencernos de la necesidad de intermediarios… ¿Conocerme, a mí mismo, a través de intermediarios?.. Si creo necesario un intermediario para tratar conmigo mismo, estoy situando a alguien entre yo y yo, es decir, necesariamente he de escindirme en dos, el que está más allá del intermediario y el que está más acá, y eso es una locura. La meditación es la trascendencia del intermediario ― y eso es, precisamente, lo que teme el intermediario.
En el decálogo que sigue, trato de explicar, de una manera sencilla y racional qué es la meditación, pudiendo servir también como el más sencillo "manual". Si puedes prestar atención, puedes encontrar la comprensión necesaria para superar el pensamiento mágico-misterioso. Ten presente que toda percepción de misterio manifiesta ignorancia y causa inseguridad, duda, miedo, siendo esa inseguridad de la que se valen los intermediarios para obtener sus comisiones. Si prestas suficiente atención, puedes superar la ignorancia y el miedo… ¡Puedes darte cuenta de que ya estás meditando!
  1. La energía ni se crea ni se destruye. (1)
  2. La materia es energía. (2)
  3. El cuerpo humano es materia.
  4. Nuestro cuerpo es materia y por tanto energía que ni se crea ni se destruye. (3)
  5. Todo ser humano puede sentirse, percibirse, a sí mismo.
  6. Todo ser humano ignora cuán intensamente puede llegar a sentirse a sí mismo.
  7. Todo ser humano logra sentirse, a sí mismo, dirigiendo la atención hacia sí mismo.
  8. Meditar es investigar si hay límite en la intensidad, en la profundidad, en la que el ser humano puede sentirse a sí mismo.
  9. Sentirnos a nosotros mismos es sentir la energía que forma nuestro cuerpo material, eso que ni se crea ni se destruye.
  10. Sentir lo que no se crea ni se destruye es tener la experiencia directa de la inmortalidad. ¿En qué podría consistir la experiencia de inmortalidad sino en sentir, en percibir vida?
Notas:
  1. Ley de la conservación de la energía, formulada por Lavoisier, considerado el padre de la química moderna.
  2. Según la famosa fórmula de Einstein: E=mc2.
  3. Llegados a este punto, la mente puede entender, perfectamente, que somos inmortales, pero no le parece suficiente, porque reclama la experiencia directa de la inmortalidad, que nunca puede tener porque no es mental. Así podemos comprender el límite de la mente. Leer sobre las pirámides puede resultar emocionante pero nada comparado con verlas y tocarlas ― la utilidad de la lectura es, pues, darte noticias de su existencia sin las cuales no irías a verlas.

domingo, 18 de marzo de 2018


La paz y la felicidad son inherentes a la consciencia

por Rupert Spira31 de marzo de 2009
Rupert Spira
La mente, el cuerpo y el mundo aparecen a la Consciencia, al "mí", al "yo". Son objetos y la Consciencia es su sujeto, lo que los experimenta.
La Consciencia, eso que llamamos "yo", está siempre presente en cada experiencia y no desaparece entre las experiencias (es decir cuando no hay experiencias).
¿Alguna vez hemos tenido la experiencia de nuestro Ser, la Consciencia, desapareciendo? Eso no es posible. Tendría que haber algo presente para presenciar esa desaparición, y ese algo debería ser consciente. A su vez, sería lo que llamamos 'yo', Consciencia.
Cuando un objeto aparece dentro de esta Presencia consciente, esta Presencia se conoce como el testigo de ese objeto.
En el sueño profundo, "yo", esta Presencia consciente testigo permanece exactamente como siempre es en los estados de vigilia y de sueño.
No hay objetos presentes en el sueño profundo y, por lo tanto, no hay memoria de ese estado. Al despertar, la mente interpreta ese estado como un espacio en blanco, una nada, un vacío. Sin embargo, la ausencia de memoria no es una prueba de inexistencia.
Al dormirse, las imágenes, sensaciones y percepciones bien organizadas del estado de vigilia son reemplazadas gradualmente por las imágenes menos organizadas del estado de sueño pero, durante esta transición, no hay experiencia de un cambio en la presencia de la Consciencia.
Del mismo modo, a medida que las imágenes se desvanecen del estado de sueño, la Consciencia permanece tal como es, y esta presencia de Consciencia sin objetos recibe el nombre de sueño profundo.
En ninguna etapa de la transición del estado de vigilia al sueño profundo, la Consciencia experimenta un cambio en su propia presencia o continuidad.
Así como la Consciencia permanece completamente inafectada por el flujo cambiante de experiencias durante el estado de vigilia, la Consciencia permanece exactamente igual durante la transición del estado de vigilia al estado de sueño, durante el estado de sueño mismo, y durante la transición del estado de sueño al sueño profundo.
De hecho, los tres estados de vigilia, sueño y sueño profundo son incorrectamente nominados. Estas tres categorías se basan en la suposición de que existe una entidad llamada "yo" que transita a través de estos tres estados. Una vez que se ve claramente que no hay entidad individual, se ve, por la misma razón, que no hay tres estados.
Un estado es algo que dura un cierto período de tiempo. Viene y se va. Sería más exacto decir que hay una condición, una condición omnipresente, que llamamos "yo", "Consciencia", "Presencia", en la que todos los estados aparentes van y vienen.
Los estados aparentes de vigilia y sueño son modulaciones de esta Presencia.
El sueño profundo es, en realidad, simplemente la presencia de la Consciencia brillando por sí misma. ¡Por eso es tan pacífico y agradable!
Solo se convierte en un estado, parece convertirse en un estado, cuando la mente concibe erróneamente que ha durado un cierto período de tiempo. Sin embargo, no hay tiempo en el sueño profundo.
Estos tres estados no son categorías bien definidas. Sería más exacto decir que hay un flujo de objetos, denso y sutil, que tiene lugar dentro de esta Consciencia omnipresente.
Durante el estado de vigilia, los objetos parecen densos, coherentes y muy juntos. No hay mucho espacio entre ellos. A medida que el estado de sueño comienza, los objetos se vuelven más livianos y más débilmente unidos. Hay más espacio entre ellos. En el sueño profundo no hay objetos. Hay espacio vacío.
Ese espacio vacío es la presencia del fondo, la presencia de la Consciencia, "yo". Se dice que está vacío solo desde el punto de vista de la mente, porque no hay nada objetivo ahí. Sin embargo, desde su propio punto de vista, se experimenta como plenitud, como Presencia, Auto-luminoso, Auto-cognoscente y Auto-evidente.
Es el mismo espacio que está presente durante los intervalos entre objetos en los estados de sueño y vigilia. También es el mismo espacio de Consciencia que está presente durante la aparición de objetos en los estados de vigilia y de sueño.
En los estados de sueño y vigilia, el vacío de la Consciencia parece estar teñido por la aparición de objetos. Sin embargo, la Consciencia no está teñida por nada fuera de sí misma.
La consciencia misma toma la forma de cada apariencia, aunque es en sí misma sin forma, del mismo modo que el agua toma la forma de una ola, aunque ella misma es sin forma.
Esta Consciencia que está presente durante la aparición del objeto sutil que llamamos pensamiento, es exactamente la misma Consciencia que está presente durante la aparición del objeto sutil que llamamos el sueño.
Del mismo modo, la Consciencia que está presente durante la aparición del objeto denso que llamamos el mundo, es también la misma Consciencia que está presente durante la aparición del sueño.
En este sentido, el mundo es una forma de pensamiento. El mundo está hecho de percepciones. Estas percepciones están hechas del percibir. Están hechas de la mente, de la misma sustancia de la que está hecho un pensamiento.
Un pensamiento, una sensación, una percepción y un sueño están hechos de la misma "cosa" y todos aparecen en el mismo espacio. Están hechos y aparecen dentro de la misma Consciencia, y es esta misma Consciencia la que está presente durante los intervalos entre las apariencias y durante el sueño profundo sin objetos.
A medida que el objeto cambia o se va, ya sea durante cada estado o durante la transición entre estados, la Consciencia que está presente detrás del objeto como su testigo y dentro del objeto como su sustancia, permanece exactamente como siempre, siempre presente y sin cambios. Cualquier cambio que se experimente en el cuerpo, la mente o el mundo son cambios que aparecen en esta Consciencia.
La consciencia en sí misma no cambia por las imágenes que aparecen ante ella o dentro de ella, así como tampoco cambia un espejo por las imágenes cambiantes que se reflejan en él.
De hecho, la Consciencia no solo está presente como el testigo continuo e inmutable de los objetos, sino que también se expresa simultáneamente como los objetos. Es la sustancia de los objetos.
Sin embargo, aunque los objetos están hechos de Consciencia, esta Consciencia no cambia a medida que cambian los objetos, así como el agua no cambia cuando las olas cambian.
La consciencia se conoce a sí misma todo el tiempo. ¿Cómo puede algo cuya naturaleza es el Conocimiento, no conocerse a sí mismo todo el tiempo?
¿Cómo podría algo cuya naturaleza es Consciencia, no ser consciente de sí mismo todo el tiempo?
No hay objetos presentes en el sueño profundo, por lo tanto, no hay memoria de ello. Y sin embargo, al despertar, algo permanece, algo queda. Cuando decimos "he dormido bien" se refiere a una experiencia. Se refiere a la experiencia de la Paz que estuvo presente durante el sueño profundo y sin perturbaciones.
Cuando decimos "he dormido mal" se refiere a algún tipo de perturbación, es decir, a algún tipo de objeto. O nos referimos a que nos despertamos en la noche y permanecimos despiertos mientras queríamos estar dormidos. En este caso, el término "dormir mal" en realidad se refiere al estado de vigilia, no al estado de sueño profundo. O queremos decir que tuvimos sueños perturbadores que nos alejaron de la Paz del sueño profundo, y en este caso el término "dormir mal" se refiere al estado de sueño.
En ninguno de los casos, la experiencia del sueño profundo en sí misma se conoce como una mala experiencia. De hecho, cuando decimos que dormimos mal, siempre nos referimos a la ausencia de sueño profundo.
Por definición, no hay objetos presentes en el sueño profundo y por esa razón es pacífico. Y como el sueño profundo y la Paz siempre coexisten, se puede decir que la Paz es inherente al sueño profundo. Ni siquiera es cierto decir que la Paz es inherente al sueño profundo, porque no experimentamos dos cosas allí. Más bien el sueño profundo es la Paz.
Por lo tanto, si la Paz es idéntica al sueño profundo y, como hemos visto, el sueño profundo es la presencia de la Consciencia sin objetividad, se deduce que la Paz es inherente a la Consciencia, que la Paz y la Consciencia son una.
Reconocemos esta experiencia cada vez que decimos que dormimos bien. Esa declaración proviene de una experiencia.
No hay objetos presentes en el sueño profundo y, por lo tanto, la paz no puede depender de los objetos. Esto a su vez implica que la Paz es independiente de cualquiera de los estados o condiciones del cuerpo, la mente o el mundo.
La consciencia siempre está presente, no solo en el sueño profundo sino también en los estados de sueño y vigilia. Como la Paz es inherente a la Consciencia, la Paz también debe estar presente en todo momento, bajo todas las condiciones y en todos los estados.
No tiene sentido hablar sobre la presencia de la Consciencia "en todo momento", porque la Consciencia no existe en el tiempo. El tiempo existe como una idea en la Consciencia. Sin embargo, debemos aceptar estas limitaciones del lenguaje si queremos hablar de la Presencia.
Si la Paz es independiente de todas las condiciones del cuerpo, la mente y el mundo, implica que la Paz no es un estado, que no viene y se va. Está presente detrás y en todas las apariencias del cuerpo, la mente y el mundo.
Por esta razón, la Paz no puede ser el resultado de ninguna actividad en el cuerpo, la mente o el mundo. No puede ser el resultado de una práctica. No puede ser creada, mantenida o perdida. Siempre es.
De hecho, podemos ir más allá de eso y decir que así como todo es en última instancia una expresión de la Consciencia, entonces, en definitiva, todo es una expresión de la Paz.
Toda experiencia es la forma del Silencio.
A partir de la experiencia del sueño profundo, es claro que la Paz es inherente a la Consciencia, que no es un atributo de los objetos, situaciones, circunstancias o eventos.
Sin embargo, hay otras ocasiones en el estado de vigilia cuando la experiencia de la Consciencia sin un objeto también está presente. Por ejemplo, hay muchos momentos en el estado de vigilia entre una percepción y la siguiente cuando la Consciencia está sola, sin un objeto.
Estas lagunas o intervalos son experiencias en el sentido de que la Consciencia siempre se está experimentando a sí misma, estén o no presentes los objetos, pero no tienen un contenido objetivo.
Por supuesto, no tiene sentido asignar a estos intervalos una duración en el tiempo. El tiempo es la distancia entre dos acontecimientos y durante estos intervalos no hay objetos y, por lo tanto, no hay acontecimientos. Si ahí no hay objetos presentes, ahí no hay tiempo presente.
Esta no-experiencia intemporal no puede ser recordada, de la misma manera que el sueño profundo no puede ser recordado. Ningún recuerdo de este intervalo aparece en la Consciencia, porque no había nada presente ahí aparte de la presencia transparente y sin objeto de la Consciencia misma.
En ese sentido, estos intervalos son no-experiencias. Sin embargo, sería incorrecto decir que no hubo experiencia durante estos momentos. No hay experiencia objetiva y, sin embargo, la Consciencia está presente "ahí" experimentándose a sí misma.
La Consciencia es el testigo y la sustancia de cada experiencia objetiva, y cuando no hay ningún objeto presente, como en el intervalo entre percepciones, la Consciencia permanece como siempre, conociéndose a sí misma. Este Auto-conocimiento (conocimiento de Sí mismo) sin objeto es la sustancia de estos intervalos.
De modo que la experiencia no se detiene cuando el objeto se desvanece, solo el aspecto objetivo de la experiencia, el nombre y la forma, cesa. La experiencia misma, experimentándose a sí misma, continúa.
Una vez que vemos claramente que solo la Consciencia se experimenta durante los estados de vigilia y de sueño, por la misma razón, queda claro que cuando no hay objetos presentes, la misma experiencia de la Consciencia que se experimenta a sí misma, simplemente continúa. De hecho, nada más ha sucedido nunca, aparte de esta experiencia de la Consciencia que se conoce a sí misma.
Estos intervalos son siempre presentes y atemporales, del mismo modo que el cielo azul, que parece estar presente solo entre los huecos que dejan las nubes, en realidad está presente detrás y dentro de las mismas nubes.
Estos intervalos son el fondo intemporal de la Consciencia, en el que los objetos, incluido el concepto de tiempo, aparecen de vez en cuando. El sentido de duración que sugiere el término "intervalo" se debe a la limitación del lenguaje únicamente, y no debe interpretarse como que implica que estos intervalos duran en el tiempo.
Las experiencias de Comprensión, Amor y Belleza son todas experiencias de este Auto-conocimiento y Auto-reconocimiento atemporal y sin objeto.
Durante estos intervalos intemporales, la Consciencia simplemente está presente, como lo está en el sueño profundo. Se conoce a sí misma directamente.
Después de este intervalo intemporal, la Consciencia toma la forma de la siguiente apariencia y puede identificarse con una parte de esta apariencia, un cuerpo. Al hacerlo, se "olvida" de sí misma y por lo tanto parece ocultarse de sí misma.
Lo mismo es cierto cuando nos levantamos por la mañana, cuando la Paz del sueño profundo todavía impregna nuestra experiencia, antes de que la apariencia de separación se haya establecido completamente. El estado de vigilia surge de esta Paz misma y, durante un tiempo, se satura de ella.
Sin embargo, en la mayoría de los casos, la Consciencia inmediatamente e inadvertidamente se pierde en la identificación con un fragmento. Se condensa en un cuerpo- mente y el mundo se proyecta correspondientemente "afuera".
La ilusión de la separación reaparece. El Uno pretende ser dos. La Consciencia se convierte en un fragmento, un "yo", y el mundo se convierte en "otro" y "separado".
La Consciencia/Existencia [no-dualidad] se convierte en Consciencia y Existencia [dualidad].
Como resultado de este auto-olvido, de convertirse aparentemente en un objeto, la Paz y la Felicidad que se experimentan durante este intervalo, que son este intervalo, aparentemente se pierden. El mundo se convierte entonces en su aparente morada, el lugar en el que se pueden buscar y encontrar.
Por lo tanto, la búsqueda comienza y el "yo" contraído se convierte en un buscador.
Este "yo" contraído, que es simplemente la Consciencia-fingiendo-ser-una-entidad-separada, se olvida o pasa por alto que la experiencia de la Paz y la Felicidad es inherente a su propia naturaleza. En cambio, parece convertirse en una experiencia intermitente que se puede perder y, por lo tanto, encontrar.
Cada vez que tenemos la experiencia de alguien o algo que alguna vez nos hizo sentirnos pacíficos o felices, pero que ahora nos vuelve agitados o infelices, debería ser suficiente para indicar que los objetos no nos proporcionan la Paz y la Felicidad.
La Paz y la Felicidad son inherentes a la Consciencia.
Aunque la Consciencia está siempre presente y por tanto la Paz y la Felicidad están siempre presentes en cualquier circunstancia, no siempre las experimentamos.
Sin embargo, no son los objetos en sí mismos los que ocultan la Paz y la Felicidad. Es el hecho de que pensamos y sentimos que son objetos, que existen fuera y separados de nosotros mismos.
Con esta sensación de que los objetos están en el exterior y separados, surge el pensamiento y la sensación correspondiente de que "yo", la presencia de la Consciencia, está en el interior e igualmente separada.
Es esta división de la totalidad sin fisuras de nuestra experiencia en un sujeto que percibe y un objeto percibido la que oculta la Paz y la Felicidad que están presentes bajo todas las condiciones y en todo momento.
Es por esta razón que la meditación a veces se describe como dormir mientras estamos despiertos. En la meditación, tomamos la misma actitud hacia los objetos que tomamos en nuestro sueño, es decir, ninguna actitud en absoluto.
Simplemente permanecemos como somos.
La mayoría de las actividades se rigen por el deseo de Felicidad. La Felicidad es una experiencia no objetiva. Es simplemente la presencia de la Consciencia.
Como la Consciencia es consciente por naturaleza, podría decirse que la Felicidad es la experiencia de la Consciencia que sabe que se conoce.
Es la experiencia que se revela cada vez que un deseo llega a su fin. El deseo es agitación y la Felicidad es el trasfondo siempre-presente de todos los estados que se revela cuando cesa esta agitación.
Por supuesto, también está presente durante la agitación, ya que es el trasfondo de todos los estados, pero no se experimenta como tal.
Este deseo de Felicidad no viene de la memoria. La Felicidad no puede ser recordada porque no tiene cualidades objetivas.
Es inherente a la Consciencia, que en su condición no manifiesta, no tiene objeto, como en la experiencia del sueño profundo.
La Consciencia no se puede experimentar como un objeto y por lo tanto no se puede recordar. Sin embargo, siempre está presente y por lo tanto lo que sea inherente a ella también debe estar siempre presente.
El objeto actual cambia continuamente, pero el deseo de Felicidad siempre permanece igual. Por lo tanto, la Felicidad no puede ser causada por el objeto que está presente.
Del mismo modo, la experiencia de la Felicidad es siempre la misma, independientemente del objeto que parezca proporcionarla, de modo que el objeto en sí mismo no puede ser el objetivo de la búsqueda de la Felicidad.
Una vez que se comprende que la Felicidad no puede ser un recuerdo, se debe concluir que el deseo de Felicidad proviene de la experiencia actual misma, incluso si la experiencia es desagradable. ¿De dónde más podría venir?
Sin embargo, no es desde el aspecto objetivo de la experiencia actual que buscamos la Felicidad. Sino desde el aspecto conocer o experimentar.
**El hecho de que se busque Felicidad en una variedad tan amplia de objetos y actividades indica la intuición de que la Felicidad reside en los aspectos de conocimiento y experiencia de una experiencia o un objeto, en el aspecto Consciencia, no en el aspecto objetivo, porque el conocimiento o experiencia aspecto de todas las experiencias es siempre el mismo.
Sin embargo, el aspecto de conocer y experimentar de la experiencia está velado por el nombre y la forma de la experiencia, y por lo tanto, seguimos buscando la Felicidad en objetos nuevos y diferentes.
De hecho, nuestro compromiso con los objetos es, en la mayoría de los casos, precisamente con el propósito de revelar la Paz y la Felicidad que es inherente a cada experiencia. Sin embargo, asignamos erróneamente Paz y Felicidad al aspecto objetivo de la experiencia.
Nuestro enfoque exclusivo en el aspecto objetivo de la experiencia vela esta Felicidad. Sin embargo, al no darse cuenta de que la felicidad ya está presente, buscamos en otra parte. Lo buscamos en una nueva situación, en un nuevo objeto.
De hecho, incluso el deseo de Felicidad proviene de la Felicidad misma.
El deseo es la forma de la felicidad. Es la forma que adopta la Felicidad cuando pasa por alto su propia presencia y comienza a buscarse en otra parte.
Es la Felicidad misma la que se busca a sí misma.
Ya somos lo que buscamos.
Lo que rige el tipo de objeto en el que buscamos la Felicidad dependerá de los objetos que, en el pasado, precedieron inmediatamente a la experiencia no objetiva de la Felicidad.
A diferencia de la Felicidad misma, estos objetos pueden ser recordados, por lo que tratamos de reproducirlos con la esperanza de que brinden la misma Felicidad.
Una vez que esto se ve claramente, la naturaleza del deseo cambia radicalmente. Ya no se desea un objeto para producir Felicidad sino expresarlo.
Una vez que el deseo se libera del requisito de producir Felicidad, no desaparece. Simplemente se libera de los confines de servir a una entidad inexistente.
El deseo como tal se experimenta como energía, como vida. Ya es su propio cumplimiento.



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