lunes, 26 de marzo de 2018

La meditación lógica

por José Miguel Ruiz Valls
Jose Miguel
Cualquiera de esas revistas que ponen en las salas de espera suelen incluir artículos sobre meditación. Parece ser que cualquiera se siente capacitado para escribirlos ― ya ves, yo también. Muchos de esos textos se limitan a repetir las ventajas que tiene la meditación para el cuerpo y para la mente ―lo cual no es muy trascendente, que digamos― pero lo que me resulta chocante es que, cada vez más, se hable de los peligros que entraña… ¿En serio puede ser peligroso meditar?
Meditar no es más que prestar atención a lo que hay, a lo que está siendo, ahora. Y lo que está siendo no depende, para ser, de que tú le prestes, o no, atención; de que medites, o no, sobre ello. Lo que hay es lo que hay, lo mires o no, por eso cruzar la calle sin mirar no es una buena manera de evitar que te atropelle un trolebús.
Pero hay personas que, por haber experimentado los efectos de alguna droga, temen quedarse "colgados" al meditar, temen quedarse atrapados en alguna especie de limbo del que no se podría regresar al estado egoico que consideran "normal". Estas personas están atrapadas, pero en su propia fantasía, pues los efectos de la meditación nada tienen que ver con los efectos de las drogas; es más, las drogas no son aconsejables para meditar, y no por "motivos morales", sino porque restan capacidad de atención y la meditación requiere "atención plena". Así pues, la meditación no es, en ningún caso, un estado en el que se pueda quedar uno colgado pues la mente no es más que un piloto automático que recobra el control sobre ti cuando no tienes suficiente capacidad de atención… ¿Quién dirige ese piloto automático?.. ¡Nadie!.. ¿Quién conduce el piloto automático de un avión sino el propio piloto automático?
La meditación es un estado trascendente, pero eso no significa que sea misterioso. Los misterios tan solo interesan a los intermediarios que intentan convencernos de la necesidad de intermediarios… ¿Conocerme, a mí mismo, a través de intermediarios?.. Si creo necesario un intermediario para tratar conmigo mismo, estoy situando a alguien entre yo y yo, es decir, necesariamente he de escindirme en dos, el que está más allá del intermediario y el que está más acá, y eso es una locura. La meditación es la trascendencia del intermediario ― y eso es, precisamente, lo que teme el intermediario.
En el decálogo que sigue, trato de explicar, de una manera sencilla y racional qué es la meditación, pudiendo servir también como el más sencillo "manual". Si puedes prestar atención, puedes encontrar la comprensión necesaria para superar el pensamiento mágico-misterioso. Ten presente que toda percepción de misterio manifiesta ignorancia y causa inseguridad, duda, miedo, siendo esa inseguridad de la que se valen los intermediarios para obtener sus comisiones. Si prestas suficiente atención, puedes superar la ignorancia y el miedo… ¡Puedes darte cuenta de que ya estás meditando!
  1. La energía ni se crea ni se destruye. (1)
  2. La materia es energía. (2)
  3. El cuerpo humano es materia.
  4. Nuestro cuerpo es materia y por tanto energía que ni se crea ni se destruye. (3)
  5. Todo ser humano puede sentirse, percibirse, a sí mismo.
  6. Todo ser humano ignora cuán intensamente puede llegar a sentirse a sí mismo.
  7. Todo ser humano logra sentirse, a sí mismo, dirigiendo la atención hacia sí mismo.
  8. Meditar es investigar si hay límite en la intensidad, en la profundidad, en la que el ser humano puede sentirse a sí mismo.
  9. Sentirnos a nosotros mismos es sentir la energía que forma nuestro cuerpo material, eso que ni se crea ni se destruye.
  10. Sentir lo que no se crea ni se destruye es tener la experiencia directa de la inmortalidad. ¿En qué podría consistir la experiencia de inmortalidad sino en sentir, en percibir vida?
Notas:
  1. Ley de la conservación de la energía, formulada por Lavoisier, considerado el padre de la química moderna.
  2. Según la famosa fórmula de Einstein: E=mc2.
  3. Llegados a este punto, la mente puede entender, perfectamente, que somos inmortales, pero no le parece suficiente, porque reclama la experiencia directa de la inmortalidad, que nunca puede tener porque no es mental. Así podemos comprender el límite de la mente. Leer sobre las pirámides puede resultar emocionante pero nada comparado con verlas y tocarlas ― la utilidad de la lectura es, pues, darte noticias de su existencia sin las cuales no irías a verlas.

domingo, 18 de marzo de 2018


La paz y la felicidad son inherentes a la consciencia

por Rupert Spira31 de marzo de 2009
Rupert Spira
La mente, el cuerpo y el mundo aparecen a la Consciencia, al "mí", al "yo". Son objetos y la Consciencia es su sujeto, lo que los experimenta.
La Consciencia, eso que llamamos "yo", está siempre presente en cada experiencia y no desaparece entre las experiencias (es decir cuando no hay experiencias).
¿Alguna vez hemos tenido la experiencia de nuestro Ser, la Consciencia, desapareciendo? Eso no es posible. Tendría que haber algo presente para presenciar esa desaparición, y ese algo debería ser consciente. A su vez, sería lo que llamamos 'yo', Consciencia.
Cuando un objeto aparece dentro de esta Presencia consciente, esta Presencia se conoce como el testigo de ese objeto.
En el sueño profundo, "yo", esta Presencia consciente testigo permanece exactamente como siempre es en los estados de vigilia y de sueño.
No hay objetos presentes en el sueño profundo y, por lo tanto, no hay memoria de ese estado. Al despertar, la mente interpreta ese estado como un espacio en blanco, una nada, un vacío. Sin embargo, la ausencia de memoria no es una prueba de inexistencia.
Al dormirse, las imágenes, sensaciones y percepciones bien organizadas del estado de vigilia son reemplazadas gradualmente por las imágenes menos organizadas del estado de sueño pero, durante esta transición, no hay experiencia de un cambio en la presencia de la Consciencia.
Del mismo modo, a medida que las imágenes se desvanecen del estado de sueño, la Consciencia permanece tal como es, y esta presencia de Consciencia sin objetos recibe el nombre de sueño profundo.
En ninguna etapa de la transición del estado de vigilia al sueño profundo, la Consciencia experimenta un cambio en su propia presencia o continuidad.
Así como la Consciencia permanece completamente inafectada por el flujo cambiante de experiencias durante el estado de vigilia, la Consciencia permanece exactamente igual durante la transición del estado de vigilia al estado de sueño, durante el estado de sueño mismo, y durante la transición del estado de sueño al sueño profundo.
De hecho, los tres estados de vigilia, sueño y sueño profundo son incorrectamente nominados. Estas tres categorías se basan en la suposición de que existe una entidad llamada "yo" que transita a través de estos tres estados. Una vez que se ve claramente que no hay entidad individual, se ve, por la misma razón, que no hay tres estados.
Un estado es algo que dura un cierto período de tiempo. Viene y se va. Sería más exacto decir que hay una condición, una condición omnipresente, que llamamos "yo", "Consciencia", "Presencia", en la que todos los estados aparentes van y vienen.
Los estados aparentes de vigilia y sueño son modulaciones de esta Presencia.
El sueño profundo es, en realidad, simplemente la presencia de la Consciencia brillando por sí misma. ¡Por eso es tan pacífico y agradable!
Solo se convierte en un estado, parece convertirse en un estado, cuando la mente concibe erróneamente que ha durado un cierto período de tiempo. Sin embargo, no hay tiempo en el sueño profundo.
Estos tres estados no son categorías bien definidas. Sería más exacto decir que hay un flujo de objetos, denso y sutil, que tiene lugar dentro de esta Consciencia omnipresente.
Durante el estado de vigilia, los objetos parecen densos, coherentes y muy juntos. No hay mucho espacio entre ellos. A medida que el estado de sueño comienza, los objetos se vuelven más livianos y más débilmente unidos. Hay más espacio entre ellos. En el sueño profundo no hay objetos. Hay espacio vacío.
Ese espacio vacío es la presencia del fondo, la presencia de la Consciencia, "yo". Se dice que está vacío solo desde el punto de vista de la mente, porque no hay nada objetivo ahí. Sin embargo, desde su propio punto de vista, se experimenta como plenitud, como Presencia, Auto-luminoso, Auto-cognoscente y Auto-evidente.
Es el mismo espacio que está presente durante los intervalos entre objetos en los estados de sueño y vigilia. También es el mismo espacio de Consciencia que está presente durante la aparición de objetos en los estados de vigilia y de sueño.
En los estados de sueño y vigilia, el vacío de la Consciencia parece estar teñido por la aparición de objetos. Sin embargo, la Consciencia no está teñida por nada fuera de sí misma.
La consciencia misma toma la forma de cada apariencia, aunque es en sí misma sin forma, del mismo modo que el agua toma la forma de una ola, aunque ella misma es sin forma.
Esta Consciencia que está presente durante la aparición del objeto sutil que llamamos pensamiento, es exactamente la misma Consciencia que está presente durante la aparición del objeto sutil que llamamos el sueño.
Del mismo modo, la Consciencia que está presente durante la aparición del objeto denso que llamamos el mundo, es también la misma Consciencia que está presente durante la aparición del sueño.
En este sentido, el mundo es una forma de pensamiento. El mundo está hecho de percepciones. Estas percepciones están hechas del percibir. Están hechas de la mente, de la misma sustancia de la que está hecho un pensamiento.
Un pensamiento, una sensación, una percepción y un sueño están hechos de la misma "cosa" y todos aparecen en el mismo espacio. Están hechos y aparecen dentro de la misma Consciencia, y es esta misma Consciencia la que está presente durante los intervalos entre las apariencias y durante el sueño profundo sin objetos.
A medida que el objeto cambia o se va, ya sea durante cada estado o durante la transición entre estados, la Consciencia que está presente detrás del objeto como su testigo y dentro del objeto como su sustancia, permanece exactamente como siempre, siempre presente y sin cambios. Cualquier cambio que se experimente en el cuerpo, la mente o el mundo son cambios que aparecen en esta Consciencia.
La consciencia en sí misma no cambia por las imágenes que aparecen ante ella o dentro de ella, así como tampoco cambia un espejo por las imágenes cambiantes que se reflejan en él.
De hecho, la Consciencia no solo está presente como el testigo continuo e inmutable de los objetos, sino que también se expresa simultáneamente como los objetos. Es la sustancia de los objetos.
Sin embargo, aunque los objetos están hechos de Consciencia, esta Consciencia no cambia a medida que cambian los objetos, así como el agua no cambia cuando las olas cambian.
La consciencia se conoce a sí misma todo el tiempo. ¿Cómo puede algo cuya naturaleza es el Conocimiento, no conocerse a sí mismo todo el tiempo?
¿Cómo podría algo cuya naturaleza es Consciencia, no ser consciente de sí mismo todo el tiempo?
No hay objetos presentes en el sueño profundo, por lo tanto, no hay memoria de ello. Y sin embargo, al despertar, algo permanece, algo queda. Cuando decimos "he dormido bien" se refiere a una experiencia. Se refiere a la experiencia de la Paz que estuvo presente durante el sueño profundo y sin perturbaciones.
Cuando decimos "he dormido mal" se refiere a algún tipo de perturbación, es decir, a algún tipo de objeto. O nos referimos a que nos despertamos en la noche y permanecimos despiertos mientras queríamos estar dormidos. En este caso, el término "dormir mal" en realidad se refiere al estado de vigilia, no al estado de sueño profundo. O queremos decir que tuvimos sueños perturbadores que nos alejaron de la Paz del sueño profundo, y en este caso el término "dormir mal" se refiere al estado de sueño.
En ninguno de los casos, la experiencia del sueño profundo en sí misma se conoce como una mala experiencia. De hecho, cuando decimos que dormimos mal, siempre nos referimos a la ausencia de sueño profundo.
Por definición, no hay objetos presentes en el sueño profundo y por esa razón es pacífico. Y como el sueño profundo y la Paz siempre coexisten, se puede decir que la Paz es inherente al sueño profundo. Ni siquiera es cierto decir que la Paz es inherente al sueño profundo, porque no experimentamos dos cosas allí. Más bien el sueño profundo es la Paz.
Por lo tanto, si la Paz es idéntica al sueño profundo y, como hemos visto, el sueño profundo es la presencia de la Consciencia sin objetividad, se deduce que la Paz es inherente a la Consciencia, que la Paz y la Consciencia son una.
Reconocemos esta experiencia cada vez que decimos que dormimos bien. Esa declaración proviene de una experiencia.
No hay objetos presentes en el sueño profundo y, por lo tanto, la paz no puede depender de los objetos. Esto a su vez implica que la Paz es independiente de cualquiera de los estados o condiciones del cuerpo, la mente o el mundo.
La consciencia siempre está presente, no solo en el sueño profundo sino también en los estados de sueño y vigilia. Como la Paz es inherente a la Consciencia, la Paz también debe estar presente en todo momento, bajo todas las condiciones y en todos los estados.
No tiene sentido hablar sobre la presencia de la Consciencia "en todo momento", porque la Consciencia no existe en el tiempo. El tiempo existe como una idea en la Consciencia. Sin embargo, debemos aceptar estas limitaciones del lenguaje si queremos hablar de la Presencia.
Si la Paz es independiente de todas las condiciones del cuerpo, la mente y el mundo, implica que la Paz no es un estado, que no viene y se va. Está presente detrás y en todas las apariencias del cuerpo, la mente y el mundo.
Por esta razón, la Paz no puede ser el resultado de ninguna actividad en el cuerpo, la mente o el mundo. No puede ser el resultado de una práctica. No puede ser creada, mantenida o perdida. Siempre es.
De hecho, podemos ir más allá de eso y decir que así como todo es en última instancia una expresión de la Consciencia, entonces, en definitiva, todo es una expresión de la Paz.
Toda experiencia es la forma del Silencio.
A partir de la experiencia del sueño profundo, es claro que la Paz es inherente a la Consciencia, que no es un atributo de los objetos, situaciones, circunstancias o eventos.
Sin embargo, hay otras ocasiones en el estado de vigilia cuando la experiencia de la Consciencia sin un objeto también está presente. Por ejemplo, hay muchos momentos en el estado de vigilia entre una percepción y la siguiente cuando la Consciencia está sola, sin un objeto.
Estas lagunas o intervalos son experiencias en el sentido de que la Consciencia siempre se está experimentando a sí misma, estén o no presentes los objetos, pero no tienen un contenido objetivo.
Por supuesto, no tiene sentido asignar a estos intervalos una duración en el tiempo. El tiempo es la distancia entre dos acontecimientos y durante estos intervalos no hay objetos y, por lo tanto, no hay acontecimientos. Si ahí no hay objetos presentes, ahí no hay tiempo presente.
Esta no-experiencia intemporal no puede ser recordada, de la misma manera que el sueño profundo no puede ser recordado. Ningún recuerdo de este intervalo aparece en la Consciencia, porque no había nada presente ahí aparte de la presencia transparente y sin objeto de la Consciencia misma.
En ese sentido, estos intervalos son no-experiencias. Sin embargo, sería incorrecto decir que no hubo experiencia durante estos momentos. No hay experiencia objetiva y, sin embargo, la Consciencia está presente "ahí" experimentándose a sí misma.
La Consciencia es el testigo y la sustancia de cada experiencia objetiva, y cuando no hay ningún objeto presente, como en el intervalo entre percepciones, la Consciencia permanece como siempre, conociéndose a sí misma. Este Auto-conocimiento (conocimiento de Sí mismo) sin objeto es la sustancia de estos intervalos.
De modo que la experiencia no se detiene cuando el objeto se desvanece, solo el aspecto objetivo de la experiencia, el nombre y la forma, cesa. La experiencia misma, experimentándose a sí misma, continúa.
Una vez que vemos claramente que solo la Consciencia se experimenta durante los estados de vigilia y de sueño, por la misma razón, queda claro que cuando no hay objetos presentes, la misma experiencia de la Consciencia que se experimenta a sí misma, simplemente continúa. De hecho, nada más ha sucedido nunca, aparte de esta experiencia de la Consciencia que se conoce a sí misma.
Estos intervalos son siempre presentes y atemporales, del mismo modo que el cielo azul, que parece estar presente solo entre los huecos que dejan las nubes, en realidad está presente detrás y dentro de las mismas nubes.
Estos intervalos son el fondo intemporal de la Consciencia, en el que los objetos, incluido el concepto de tiempo, aparecen de vez en cuando. El sentido de duración que sugiere el término "intervalo" se debe a la limitación del lenguaje únicamente, y no debe interpretarse como que implica que estos intervalos duran en el tiempo.
Las experiencias de Comprensión, Amor y Belleza son todas experiencias de este Auto-conocimiento y Auto-reconocimiento atemporal y sin objeto.
Durante estos intervalos intemporales, la Consciencia simplemente está presente, como lo está en el sueño profundo. Se conoce a sí misma directamente.
Después de este intervalo intemporal, la Consciencia toma la forma de la siguiente apariencia y puede identificarse con una parte de esta apariencia, un cuerpo. Al hacerlo, se "olvida" de sí misma y por lo tanto parece ocultarse de sí misma.
Lo mismo es cierto cuando nos levantamos por la mañana, cuando la Paz del sueño profundo todavía impregna nuestra experiencia, antes de que la apariencia de separación se haya establecido completamente. El estado de vigilia surge de esta Paz misma y, durante un tiempo, se satura de ella.
Sin embargo, en la mayoría de los casos, la Consciencia inmediatamente e inadvertidamente se pierde en la identificación con un fragmento. Se condensa en un cuerpo- mente y el mundo se proyecta correspondientemente "afuera".
La ilusión de la separación reaparece. El Uno pretende ser dos. La Consciencia se convierte en un fragmento, un "yo", y el mundo se convierte en "otro" y "separado".
La Consciencia/Existencia [no-dualidad] se convierte en Consciencia y Existencia [dualidad].
Como resultado de este auto-olvido, de convertirse aparentemente en un objeto, la Paz y la Felicidad que se experimentan durante este intervalo, que son este intervalo, aparentemente se pierden. El mundo se convierte entonces en su aparente morada, el lugar en el que se pueden buscar y encontrar.
Por lo tanto, la búsqueda comienza y el "yo" contraído se convierte en un buscador.
Este "yo" contraído, que es simplemente la Consciencia-fingiendo-ser-una-entidad-separada, se olvida o pasa por alto que la experiencia de la Paz y la Felicidad es inherente a su propia naturaleza. En cambio, parece convertirse en una experiencia intermitente que se puede perder y, por lo tanto, encontrar.
Cada vez que tenemos la experiencia de alguien o algo que alguna vez nos hizo sentirnos pacíficos o felices, pero que ahora nos vuelve agitados o infelices, debería ser suficiente para indicar que los objetos no nos proporcionan la Paz y la Felicidad.
La Paz y la Felicidad son inherentes a la Consciencia.
Aunque la Consciencia está siempre presente y por tanto la Paz y la Felicidad están siempre presentes en cualquier circunstancia, no siempre las experimentamos.
Sin embargo, no son los objetos en sí mismos los que ocultan la Paz y la Felicidad. Es el hecho de que pensamos y sentimos que son objetos, que existen fuera y separados de nosotros mismos.
Con esta sensación de que los objetos están en el exterior y separados, surge el pensamiento y la sensación correspondiente de que "yo", la presencia de la Consciencia, está en el interior e igualmente separada.
Es esta división de la totalidad sin fisuras de nuestra experiencia en un sujeto que percibe y un objeto percibido la que oculta la Paz y la Felicidad que están presentes bajo todas las condiciones y en todo momento.
Es por esta razón que la meditación a veces se describe como dormir mientras estamos despiertos. En la meditación, tomamos la misma actitud hacia los objetos que tomamos en nuestro sueño, es decir, ninguna actitud en absoluto.
Simplemente permanecemos como somos.
La mayoría de las actividades se rigen por el deseo de Felicidad. La Felicidad es una experiencia no objetiva. Es simplemente la presencia de la Consciencia.
Como la Consciencia es consciente por naturaleza, podría decirse que la Felicidad es la experiencia de la Consciencia que sabe que se conoce.
Es la experiencia que se revela cada vez que un deseo llega a su fin. El deseo es agitación y la Felicidad es el trasfondo siempre-presente de todos los estados que se revela cuando cesa esta agitación.
Por supuesto, también está presente durante la agitación, ya que es el trasfondo de todos los estados, pero no se experimenta como tal.
Este deseo de Felicidad no viene de la memoria. La Felicidad no puede ser recordada porque no tiene cualidades objetivas.
Es inherente a la Consciencia, que en su condición no manifiesta, no tiene objeto, como en la experiencia del sueño profundo.
La Consciencia no se puede experimentar como un objeto y por lo tanto no se puede recordar. Sin embargo, siempre está presente y por lo tanto lo que sea inherente a ella también debe estar siempre presente.
El objeto actual cambia continuamente, pero el deseo de Felicidad siempre permanece igual. Por lo tanto, la Felicidad no puede ser causada por el objeto que está presente.
Del mismo modo, la experiencia de la Felicidad es siempre la misma, independientemente del objeto que parezca proporcionarla, de modo que el objeto en sí mismo no puede ser el objetivo de la búsqueda de la Felicidad.
Una vez que se comprende que la Felicidad no puede ser un recuerdo, se debe concluir que el deseo de Felicidad proviene de la experiencia actual misma, incluso si la experiencia es desagradable. ¿De dónde más podría venir?
Sin embargo, no es desde el aspecto objetivo de la experiencia actual que buscamos la Felicidad. Sino desde el aspecto conocer o experimentar.
**El hecho de que se busque Felicidad en una variedad tan amplia de objetos y actividades indica la intuición de que la Felicidad reside en los aspectos de conocimiento y experiencia de una experiencia o un objeto, en el aspecto Consciencia, no en el aspecto objetivo, porque el conocimiento o experiencia aspecto de todas las experiencias es siempre el mismo.
Sin embargo, el aspecto de conocer y experimentar de la experiencia está velado por el nombre y la forma de la experiencia, y por lo tanto, seguimos buscando la Felicidad en objetos nuevos y diferentes.
De hecho, nuestro compromiso con los objetos es, en la mayoría de los casos, precisamente con el propósito de revelar la Paz y la Felicidad que es inherente a cada experiencia. Sin embargo, asignamos erróneamente Paz y Felicidad al aspecto objetivo de la experiencia.
Nuestro enfoque exclusivo en el aspecto objetivo de la experiencia vela esta Felicidad. Sin embargo, al no darse cuenta de que la felicidad ya está presente, buscamos en otra parte. Lo buscamos en una nueva situación, en un nuevo objeto.
De hecho, incluso el deseo de Felicidad proviene de la Felicidad misma.
El deseo es la forma de la felicidad. Es la forma que adopta la Felicidad cuando pasa por alto su propia presencia y comienza a buscarse en otra parte.
Es la Felicidad misma la que se busca a sí misma.
Ya somos lo que buscamos.
Lo que rige el tipo de objeto en el que buscamos la Felicidad dependerá de los objetos que, en el pasado, precedieron inmediatamente a la experiencia no objetiva de la Felicidad.
A diferencia de la Felicidad misma, estos objetos pueden ser recordados, por lo que tratamos de reproducirlos con la esperanza de que brinden la misma Felicidad.
Una vez que esto se ve claramente, la naturaleza del deseo cambia radicalmente. Ya no se desea un objeto para producir Felicidad sino expresarlo.
Una vez que el deseo se libera del requisito de producir Felicidad, no desaparece. Simplemente se libera de los confines de servir a una entidad inexistente.
El deseo como tal se experimenta como energía, como vida. Ya es su propio cumplimiento.



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jueves, 15 de marzo de 2018

Cómo soltar la identificación con el cuerpo

por Scott Kiloby
Scott Kiloby
Cuando solía leer las tradiciones espirituales que daban la instrucción de llegar al "no pensamiento" o a la "no mente" parecía una tarea imposible. Pero yo era demasiado ingenuo para intentarlo. Y cuando lo intenté, me di cuenta de que llegaban muchos pensamientos. Al principio, estos eran principalmente pensamientos sobre una historia del pasado y del futuro, del tipo que todos experimentamos como "yo". Pero simplemente observando que iban y venían, sin aferrarme ni rechazar ninguno de ellos, trajo la realización de la "no mente". Llamemos a este notar los pensamientos de esta manera la instrucción #1. Esta realización no es la experiencia de no tener pensamientos. Esas experiencias de no tener absolutamente ningún pensamiento sucedieron y continúan sucediendo. La realización de la "no mente" es el continuo, ininterrumpido ver que los pensamientos surgen y desaparecen, pero ninguno de ellos es "yo". No tienen naturaleza sustancial. No duran. Vienen y van de la nada. No vienen y van en o a una mente. "Mente" es solo otro pensamiento, de ahí el término "no mente". Al realizar esto, todos los frutos que las tradiciones prometieron se revelaron de una manera u otra. Había luz, amor, felicidad, y todo tipo de experiencias de la nada, de Unidad y de ningún yo. Pero también eran experiencias. Como los pensamientos, las experiencias vienen y van. Esto quedó muy claro.
Todo eso era la parte fácil. A pesar de estas experiencias y realizaciones, el cuerpo tenía una forma diferente de abordar "esto". Contenía todo el dolor que nunca había sido procesado. Tenía almacenadas las contracciones que acompañan a un ser humano encarnado. Tenía bloqueos y todo tipo de sensaciones extrañas, de modo que la energía no podía fluir suavemente. Acarreaba todos los impulsos de mis adicciones y las amenazas percibidas de mis ansiedades. En cuanto al cuerpo, comencé a notar la diferencia entre las emociones y las sensaciones más densas que parecían físicas, casi estructurales. Estas últimas incluyen los bloqueos y contracciones que hacían que el cuerpo se sintiera algo denso, incluso cuando la mente estaba vacía de identificación con los pensamientos que contaban una historia.
Con respecto a las emociones, la clave era sentirlas. Y eso significaba sentir "a través" de ellas, sin pensamientos, y dejarlas flotar libremente sin tratar de evitarlas, arreglarlas o combatirlas. Esto también era bastante simple y directo. Llamemos a esta manera de ser con las emociones la instrucción #2, porque es diferente a la instrucción #1. Uno no está percibiendo pensamientos, sino más bien sintiendo A TRAVÉS de esa emoción, sin pensamientos, como si le pertenecieran a nadie (porque no le pertenecen a nadie). Sea cual sea el mensaje que envíe alguna emoción, esta comprensión puede ser obtenida y puesta en práctica sin aferrarse a la emoción. Digo esto en respuesta a toda la gente que podría preguntar: "Pero ¿acaso la emoción no viene para decirme algo o para ayudarme a actuar?" Sí, tal vez. Pero aun así puede haber un no aferrarse a una emoción, incluso cuando se tome una acción o surja una respuesta.
Cuando digo que la instrucción #2 fue simple y directa, no quiero decir que fue fácil. Fue simplemente intuitiva. Con cada ola emocional, la tendencia era evitarla, arreglarla o sentirla en un principio. Pero al descansar con y en cada emoción, también fueron vistas como "no yo". Estas tampoco duraban. Sentir "a través" de ellas se percibía intuitivamente bien, ya que había pasado la mayor parte de mi vida evitando, arreglando o combatiendo emociones. El aferramiento a las emociones terminó poniendo en práctica la instrucción #2, así como el aferramiento a los pensamientos que contaban una historia terminó con la instrucción #1. Esto no quiere decir que de vez en cuando los pensamientos y las emociones no surjan. Surgen. Pero sin aferramiento, son vistas como insustanciales. No solo no me definen, sino que no son yo. Lo que soy no puede ser definido ni captado de ninguna manera. Incluso decir que son conciencia o el Tao o el vacío es ir demasiado lejos. Esos pensamientos vienen y van y no hay aferramiento a ellos. Y si surge el aferramiento, la instrucción #1 es la medicina correcta. No hay nihilismo en esta forma de ser, porque el nihilismo es solo otro conjunto de pensamientos que cuentan una historia que no ha sido examinada con la instrucción #1.
Pero el cuerpo, con sus sensaciones más densas, era por completo otra historia, literalmente. No vi en un principio que el cuerpo era una serie de imágenes en la mente. Era literalmente una historia contada por la aparición de imágenes. Pero de nuevo, no vi esto en un principio. Todo se sentía físico, desde los bloqueos hasta las contracciones, los huesos y los músculos. Y mientras estos bloqueos estuvieron allí, el comportamiento adictivo continuó en una forma u otra. Mientras haya una separación percibida en el cuerpo, habrá el deseo de conseguir fuera de uno mismo el alivio a esos bloqueos y contracciones. Pero después de investigar más, me di cuenta de que conozco estas cosas en el cuerpo y conozco el cuerpo mismo principalmente a través de esas imágenes que vienen y van. Sentir imágenes no tiene sentido. ¿Cómo haríamos eso? Son imágenes. Así que volví al principio. Si el cuerpo es experimentado principalmente como imágenes, entonces estas imágenes son pensamientos. Y la regla con respecto a los pensamientos es dejar que sean vistos, dejar que vengan y vayan, y dejar que desparezcan en forma natural solo viéndolos de esa manera. Sin aferrarnos. Eso marca toda la diferencia. Supe entonces que todas las infinitas formas en que la gente trata de curar el cuerpo pueden ser un gran acto de futilidad, porque sanar al cuerpo tratándolo como algo más que imágenes es una receta para la frustración. Esto no significa que la medicina, los masajes, la acupuntura y los diversos enfoques orientales y occidentales para curar el cuerpo sean inútiles. No, éstos definitivamente ayudan. Pero si hay identificación con el cuerpo, 1000 masajes o sesiones de acupuntura ayudarán solo hasta cierto punto. Y la mejor medicina, oriental u occidental, solo curará o tratará un elemento específico de la propia experiencia. Con la identificación viene una vida de sufrimiento que no puede ser tratada hasta que la identificación deje de estar ahí.
Una vez que comencé a ver el cuerpo como imágenes en la mente, simplemente comencé a notar esas imágenes que iban y venían. Y los bloqueos comenzaron a deshacerse en forma natural. La energía que antes estaba atascada comenzó a removerse, hacia arriba y hacia fuera. Comenzó a fluir con más suavidad. El cuerpo fue visto como una historia y cuando uno ya no se identifica con la historia, ya no se identifica con el cuerpo. Esto no significa que las imágenes del cuerpo no surjan. De nuevo, surgen, pero la instrucción #1 es todo lo que se necesita. A veces esos bloqueos liberaban emoción, en cuyo caso sentiría "a través" de esas sensaciones, sin pensamientos (Instrucción #2). El cuerpo comenzaba a sentirse transparente, vacío y también "no yo". Este fue un gran avance en mi sendero sin sendero.
Hay algunos que afirman que no ven ninguna imagen cuando se trata de experimentar el cuerpo. Tal vez sea así. Confía en tu experiencia. Pero investiga cómo sabes que lo que estás experimentando es un cuerpo. ¿Ves el contorno del cuerpo o una parte del cuerpo dentro del ojo de la mente (dentro de la conciencia)? ¿Percibes o sientes alguna forma? ¿Los bloqueos parecen tener contenedores, bordes o límites? Si es así, estás experimentando el cuerpo a través de las imágenes. Te invito a hacer lo que hice, a ver esas imágenes por lo que son. Mira cómo vienen y van. Si no ves imágenes, investiga las palabras que surgen a través de la conciencia que dicen que eres tu cuerpo o que tu cuerpo es esto o aquello. Esos son pensamientos. Y la instrucción #1 funcionará bien.
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